Íllora
Historia de Íllora
En Íllora existen restos arqueológicos pertenecientes a la prehistoria, el Neolítico y principalmente de la Edad del Cobre. Hacia el 600 a. C. los cartagineses desembarcaron en la península ibérica imponiendo su autoridad sobre los fenicios y, con una política hábil, consolidan las bases de su imperio entre el que se encuentra Illurco.
Con la llegada de los romanos las colonias se asientan en poblados ya existentes. De ellas, Plinio señala entre las más celebradas del interior a Illurco.
Durante el periodo musulmán son escasos los datos que se tienen de Íllora; sin embargo, se deduce de las crónicas cristianas que debió de ser un pueblo importante con fortaleza y arrabales. Precisamente en junio de 1319 los infantes Pedro y Juan de Castilla se apoderaron de la villa de Íllora y de su arrabal cuando se dirigían a devastar la Vega de Granada, y según afirma la Crónica de Alfonso XI, si se hubieran quedado otro día también habrían tomado su castillo, aunque el infante Pedro no quiso permanecer más tiempo allí, pues su voluntad era asediar Granada y tenerla cercada «hasta que la ganasen, o morir sobrello», según consta en la Gran Crónica del mismo rey, aunque poco después ambos infantes murieron en el Desastre de la Vega de Granada, acaecido el 25 de junio de 1319.4
En la primavera de 1486 el Rey Fernando de Aragón reanuda la guerra contra Granada comenzando con el sitio de Loja, cuya rendición de la ciudad supuso la llave que abriría la conquista de la fortaleza ilurquense. El 8 de junio de ese mismo año se produjo la toma de la villa de Íllora por parte de los Reyes Católicos, quienes más tarde nombraron a Gonzalo Fernández de Córdoba —el Gran Capitán— como su primer alcaide cristiano, de ahí el nombre del colegio público de la localidad.
Tras la Reconquista, los señoríos no llegaron a alcanzar unas dimensiones similares a las de otras zonas del país. Si bien desempeñaron un papel importante en el inicio del nuevo periodo, poco a poco se fue desintegrando y perdiendo presencia en la configuración del pueblo. El acceso a la propiedad se produjo por el abandono de los propietarios musulmanes originarios, pasando a manos cristianas. Económicamente esta época estará basada en la agricultura de subsistencia, constituyendo el trigo y la cebada la base alimenticia de la población.
Durante una primera mitad del siglo XIX Íllora vivirá una etapa de estabilidad que será interrumpida por la invasión napoleónica y la posterior Guerra de la Independencia. Los franceses suscitaron el rechazo del pueblo, que apoyaron el levantamiento granadino de abril contra Godoy, e incluso se alistó mucha gente como soldados contra la toma francesa de Granada. En conjunto la comarca quedó en una situación de decadencia debido al saqueo que las tropas napoleónicas llevaron a cabo.
Con la vuelta del Rey Fernando VII Íllora irá recobrando su pulso económico y social para verse de nuevo alterado negativamente con los enfrentamientos entre absolutistas y realistas, que tendrán en el paso del General Riego por Montefrío y su apoyo por determinados sectores de la población de Íllora su elemento de contacto para sufrir posteriormente la represión en la zona. Ante la sublevación de Loja, los ilurquenses se mantuvieron fieles a las autoridades e incluso colaboraron con el Ejército para capturar a fugitivos procedentes de dicha ciudad. Circunstancia que no se repetirá en el Sexenio Democrático donde Íllora se sumará al mismo.
Prehistoria
Los grupos de población en el paleolítico eran nómadas, al basarse su subsistencia en la caza de animales y recolección de plantas silvestres. Los restos que evidencian la presencia del hombre en esta época son las herramientas talladas en piedra, que se han encontrado en yacimientos al aire libre. Como es el caso de Pandera Pino (Tiena), o en cuevas como la cueva de Malalmuerzo (Moclín). Otras evidencias que pueden conectarse con el poblamiento de la zona próxima a Íllora se sitúan en las riberas del río Genil, en las zonas de Cerro de los Infantes, Caparacena y Colomera.
Por otro lado, el paso a una economía basada en la domesticación de animales y plantas, acompañada de un lento proceso de sedentarización. Lo vemos representado en varios yacimientos, como la cueva del Malalmuerzo o la cueva de las Canteras, donde aparecen restos de la gran innovación neolítica: la cerámica.
Dentro del término de Íllora, en las laderas de la sierra de Parapanda y Pelada, se han localizado tres de estas sepulturas, en forma de dolmen, pertenecientes a necrópolis distintas.
Dolmen de la Pedriza de los Majales, de la Loma de Ciaco y dolmen de La Pedriza de Guirao.
Edad Media
Vándalos y Silingios serán los primeros pueblos bárbaros que se establecerán en nuestro territorio en el año 409 d.C. al finalizar la dominación romana, en este primer momento asistiremos a una época de inestabilidad que finalizará con el predominio visigodo. Pero será la ocupación árabe la que iniciará un periodo amplío y distintivo para el municipio de Íllora. Así, en el periodo del Yund de Damasco los conquistadores se repartirán las tierras y se asentarán en la ribera del Genil, creando nuevos pueblos y viendo en los territorios conquistados una nueva patria.
Época de San Rogelio
Aquí aparecerá un personaje señero en la historia de Íllora. Un joven predicador de la fe cristiana llamado Rogelio que más tarde se convertiría en el patrón de Íllora. Así en los años que van del 852 al 862 se producirán conflictos por motivos étnicos y religiosos.
En este contexto San Rogelio realiza su labor de predicación en un clima de crispación por parte de las autoridades cordobesas que le costará el martirio y la muerte por desafiar al poder árabe establecido en ese momento. Cuando se impone el califato las tierras granadinas se organizan en coras, así existen citas que hablan de localidades como Ilyura o Montefrid al noroeste de la Cora de Elvira. Existiendo también menciones a la Íllora árabe en las crónicas de Fernando III y Alfonso VI.
Reyes Católicos
Con la caída del califato y la progresiva implantación de los reinos de taifas Íllora también se verá sometida a la gran inestabilidad que suponían las constantes disputas entre los distintos reyes, situación que cambiará cuando se produzca el triunfo de los reyes cristianos en las Navas de Tolosa y poco tiempo después la creación de la dinastía Nazarí. El territorio del reino nazarí situará a Íllora en un terreno fronterizo con los cristianos, de ahí que se la denominase el «ojo derecho» de Granada y por tanto sería una zona de constante conflicto que le hará ser un frecuente escenario de guerra, en incursiones como las que protagonizaría Fernando III. .Terminada la reconquista, los señoríos desempeñarán un gran papel en el término de Íllora, como en el resto de la provincia, llegándose a crear a partir de ellos núcleos de población.
Pero a pesar de todo en la comarca el dominio señorial solariego no llega a alcanzar una dimensiones similares a las de otras zonas de Andalucía. El acceso a la propiedad tras la conquista se producía por abandono de los propietarios musulmanes originarios pasando las propiedades a manos cristianas, respetando a los musulmanes que una vez producida la conquista no abandonaron el territorio. Pese a la importancia del señorío local en un inicio de la configuración de la propiedad en el municipio de Íllora, este irá poco a poco desintegrándose y perdiendo importancia en la configuración del pueblo. Económicamente esta época será una etapa de economía basada en la agricultura que la podemos calificar en su gran parte como una economía de subsistencia, constituyendo el trigo y la cebada la base alimenticia de la población, de ahí la importancia del Pósito de Íllora el cual reglamentará el abasto de grano.
Edad contemporánea
En este período se produce un aumento de la población caracterizado por distintos altibajos que producen enfermedades y problemas sanitarios en general. En cuanto a la estructura económica, será el sector agropecuario el que soportará los más altos niveles de ocupación y el peso de la economía local. En el se refleja nítidamente la clara división entre propietarios de tierras y trabajadores (labradores y jornaleros).
Durante una primera etapa del siglo XIX Íllora vivirá una etapa de estabilidad y paz, que será interrumpida por la invasión napoleónico y la posterior guerra de la independencia. Así los franceses suscitarán el rechazo de nuestra localidad, apoyando el pueblo el levantamiento granadino de abril contra Godoy, apoyando posteriormente a la Junta e incluso se alistaran como soldados contra la toma francesa de Granada.
En conjunto la comarca de Íllora quedará en una situación de decadencia debido al saqueo que las tropas francesas llevarán a cabo. Con la vuelta de Fernando VII Íllora irá recobrando de nuevo su pulso económico y social para verse de nuevo alterado y afectado negativamente con los enfrentamientos entre absolutistas y realistas. Estos tendrán en el paso de Riego por Montefrío y su apoyo por determinados sectores de la población de Íllora su elemento de contacto para sufrir posteriormente la represión en la zona.
Ante la sublevación de Loja, Íllora se mantendrá fiel a las autoridades e incluso colaborará con el ejército para capturar a fugitivos procedentes de Loja. Circunstancia que no se repetirá en el Sexenio Revolucionario donde Íllora se sumará al mismo. Igualmente Íllora se sumará a la primera República.
Término Municipal
Se asienta en el regazo de la sierra de Parapanda. Ante la vista se despliega el multicolor paisaje de olivares, tierras de labor y huertas que descienden por la Vega del Genil. Al fondo, a oriente, Sierra Nevada. El blanco caserío de Íllora se agarra a las laderas del peñón rocoso donde estuvo su germen.
Ubicado en una zona de privilegiada situación geográfica en la falda de la Sierra de Parapanda, a 4 Kms de Íllora y a 700 m de altitud, nos encontramos con ALOMARTES. El mayor de los anejos que componen el término municipal. Con una población de más de 2.000 habitantes, la cual sigue aumentando considerablemente.
Los alrededores del pueblo son muy ricos en yacimientos y restos arqueológicos. No obstante la población actual parece que surgió de pobladores de origen salmantino de los cuales quedaron rasgos culturales y costumbres que aún perduran. En tiempos de la reconquista en algunos textos históricos se alude a una concentración de tropas en el llano de Gaitarana (a un Km. del pueblo). Donde parece ser que dichas tropas fueron revistadas por la Reina Isabel la Católica cuando se dirigió desde Loja al campamento de Santa Fé. Además cuando el Gran Capitán, don Gonzalo Fernández de Córdoba, era Alcaide de Íllora, los molinos harineros de la Ribera de los Molinos motivados por el agua de la Fuente de Alomartes, molían el grano que alimentaba a la tropa y a las caballerías de la guarnición de Íllora.
En el pueblo y sus alrededores abundan los nacimientos de agua, unos de exquisito gusto, otros con propiedades curativas, pero el más importante la llamada Fuente de Alomartes, que constituye un gozo para el visitante como centro de paseos veraniegos. El molino del Siglo XVIII junto a la bella Iglesia Parroquial neoclásica del mismo siglo, son los aspectos más destacables de esta interesante población que atesora diversas tradiciones como es el caso de la «Jota de Alomartes» que aún hoy se sigue cantando y bailando.
De la misma manera también es de tradición muy antigua la «merendica» del día de San Cecilio cuando todos los habitantes suben de excursión a la Sierra para recoger tomillo y encender las hogueras en honor a la Virgen de la Candelaria. Aunque la fiesta local es la celebrada en honor de la Patrona Nuestra Señora de los Dolores el 2º domingo del mes de agosto.
Se encuentra situado muy cerca de Brácana y a unos 10 Kms. de Íllora, conserva en su suelo numerosos vestigios de civilizaciones precedentes muy interesantes para la arqueología, siendo los más numerosos los de la época musulmana; de este tiempo perdura una de las pocas torres atalayas que han quedado en pie. Esta bella torre de Tocón, nos habla del antiguo origen de esta población que en la actualidad cuenta con algo más de 1.000 habitantes dedicados sobre todo a la agricultura. El pueblo celebra sus fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Socorro durante la 1ª semana de agosto.
El tercero de los anejos es ESCÓZNAR, situado en la falda de los Montes Occidentales y rayando con la Vega de Granada. A una altitud de 583 m, llano y con aspecto bien cuidado, de trazado y origen musulmán. Su población roza el millar de habitantes. Las fiestas patronales en honor a San Francisco de Asís se celebran durante la penúltima semana de agosto.
Esta población está ubicada en un enclave de mirador de la Vega del Genil a 5 Kms. de Íllora. De origen árabe fue en esta época una alquería defendida por un castillo, siendo citado por el historiador Ibn al-Jatib, así mismo también es uno de los lugares que fue arrasado por una expedición de la Reconquista cristiana durante el año 1431, aunque más tarde volvería a ser habitado. Cuenta con una población alrededor de 600 habitantes. En este pueblo se sitúa el apeadero de ferrocarril de Íllora. Obeilar celebra sus fiestas en honor a la Virgen del Carmen en el mes de julio.
El último anejo de Íllora es BRÁCANA, se encuentra ubicado en la base de la Sierra de Parapanda a unos 12 Kms. de Íllora. Esta población, de unos 500 habitantes, posee el atractivo natural de un paisaje y de sus bellas y cuidadas casas campesinas. Su centro urbano está bellamente trazado con una placita, cuyos monumentos más destacables son los edificios religiosos: la Iglesia Parroquial y la Capilla de los Dávila. La población se encuentra principalmente dedicada a la agricultura y celebra sus fiestas patronales en honor a la Virgen de las Mercedes en torno a mediados de agosto. Cabe destacar la extraordinaria romería campestre al lado del río Genil que se celebra en dichas fiestas.
Arquitectura
- Iglesia de la Encarnación XVIII
- Castillo de Íllora IX-X
- Antiguo convento de S. Pedro de Alcántara XVII
- Edificio del Pósito XVIII
- Torres atalaya X
- Iglesia de los Dolores – Alomartes XVIII
- Molino Museo de Alomartes XX
Gastronomía
Como en la mayoría de nuestros pueblos la cocina tradicional es muy variada y de recetas tan antiguas como sencillas. Aunque ricas en su calidad y sabor, fruto sin duda de la imaginación, el saber popular y la adecuada utilización de los recursos disponibles.
Platos típicos de Íllora:
- Gachas de mosto
- Remojón de lucio
- Ajoblanco
- Pencas con miguilla
- Almendrado Illoreño
Fiestas
- Íllora
El tercer fin de semana de agosto se celebran las fiestas en honor a San Rogelio. El 16 de septiembre, la verdadera onomástica del santo, es también fiesta local. - Alomartes
Se celebra en torno al segundo fin de semana de agosto en honor de Ntra. Señora de los Dolores. - Obéilar
En torno al 15 de julio en honor a la Virgen del Carmen. - Tocón
Virgen del Socorro - Brácana
Sobre el cuarto fin de semana de agosto en honor a nuestra señora de las Mercedes. - Escóznar
Alrededor del cuarto fin de semana de agosto en honor a San Francisco.